Mi podenca Calaña
En el artículo de la COLONIA y PEDRO GORDO he narrado algunos recuerdos de mi bretón Kissin y nada de la Calaña pues voy a contar un pocode la mejor podenca que he gobernado con diferencia.Por los años 75 cuando ya me había hecho de un nombre en el mundo de las pieles me puse a comprar comprar de estas para una fábrica de Madrid a comisión, en ésta posteriormente estuve unos años trabajando y allí aprendí a curtir. Se trataba de clasificar los corderos y elegir entre miles un determinado tipo que se pudiera manufacturar mediante curtido y unaserie de planchados sobre la lana rasurada y teñida hacer una imitación a lanutria de rio.Por este motivo buscando caí en pueblo de Calañas (Huelva) donde habia unos almacenistas importantes y donde les compraba todo los merinos que salían aptos para “MOUTON”. En esta almacén trabajaba un hombre que era el perrero de la rehala del pueblo se llamaba Bartolomé y enseguida hicimos amistad pues como nos unía la afición a la caza fue rápido el hacernos amigos. Me llevó a ver los perros que los tenía en casetas a las afueras del pueblo al lado del basurero municipal de donde se alimentaban, entonces por Extremadura no se conocían rehalas, digo por Quintana y pueblos cercanos, quizás en Don Benito y Guareña hubiera alguna de don Francisco García y los Cortés. Como digo fuimos a los perros y casi todos eran podencos con mastín pero había una perra pelicerdeña canela pura muy bonita y según me contó Bartolomé venía de la casta de una podenca que en los años posteriores a la guerra se había presentado en el pueblo y de ella se crió esta casta.Quedamos en que me criaría una cachorra y yo le regalaba una pareja de hurones, así fue, recibí carta diciéndome que me tenia una cachorra y me invitaba a una montería. Para allá partí y asistí a la batida sin suerte y me traje la perrita, se crió en casa de mis padres y por entonces me regalaron una zorrita pequeña que le puse PENELOPE y juntas se criaron. Era muy arisca e independiente, con el tiempo y el mucho trabajo a la que la sometía cambió y se hizo dulce y obediente. Cazaba perfectamente a la mano y para la escopeta. Un día que fuimos a los arrazaos nos llegamos al cortijo de mi primo Isidro a beber, tenía un pato azulón que lo había criado con las gallinas, cuando lo vio la Calaña hizo por el, arrancó el vuelo y se fue al arroyo que estaba y está lleno de zarzas, le reñí para que no lo siguiera pero nos metimos en el cortijo a echar un cigarro y no habíamos acabado cuando se presentó con el pato en la boca mas vivo que cuando salió. Fue superior e incansable. Aguantaba sin agua en los descastes de conejos hasta las tres de la tarde o más. Divertía a varias escopetas ella y el Kissin, la mayoría de los conejos se los matábamos con el perro de muestra y ella llamando “a parao”. Siempre frente a mi para cortarle el viaje. En las finca el Umbriazo arrancó a cazar siendo una cachorrona, le tiré una canana y desde el primer día apuntó lo que siempre fue INSUPERABLE. Su cazar era pausado, no como mis Arcabuceros que los he seleccionado para que vayan a tope, ella rabeaba muy elegante con la cabeza a media altura, estaba sobrada de nariz, también tenía muchísima vista y oído lo combinaba todo, a cada conejo le hacía una faena que es lo que llena o al menos a mí. En aquellos años cazaba con mis amigos del Valle de la Serena bastante, aunque lo mío era ir solo. Lo hicimos en algunos descastes fincas la Olla y Fuente de los Romeros orilla del rio Zujar y el Umbriazo en el Guadiana. Los conejos eran plaga pasábamos del millar holgadamente en el mes de Julio. También cazamos en el Vallejón cuando estaba todo libre. Estos tenían perros pequeños casi todos muy cruzados podíamos juntar alrededor de treinta…era un espectáculo verlos en los aulagares y monte. Los primeros que cogían se los comían jjjj hasta que se hartaban y mas de uno se llevaba alguna paliza. Con esta pléyade de artistas se batía mi Calaña y Kissin dando siempre alguna pincelada de su valía. En el Vallejón cuando empezaba a verse ya estábamos en el monte y partíamos con las luces de los coches mas de una vez. Mínimo cien bichos. Otra finca donde disfruté mucho es EL COGOLLUDO DEL HERRADERO. Está en el término de Orellana la Vieja hace linde con el pantano, estaba llena de perdices y conejos hoy de merinas y chalet. El grupo que tenía de compañeros era gente del norte y trajeron una lancha fuera borda para desplazarnos a los islotes del pantano y allí tirar los patos. Era un espectáculo los que había, bandos y bandos de distintas clases al venir el día iban pantano arriba venían de comer de los regadíos de las vegas del Guadiana. Los montones de patos que hacíamos eran tremendos y mis perros sacaban muchísimos. Los pobres se acurrucaban conmigo temblando del frio y la mojada. Yo no les decía nada y los dejaba pero en cuanto caía alguno se levantaban y se tiraban al agua a cobrar. Una mañana tiré 250 cartuchos del Rebeco munición del 5. Hoy no aguanto 50 …de esos ni 10. La Calaña crió muchos perros y regalé en Quintana algunos. Una perra que fue famosa fue la Varilla que la tubo Francisco Catrana en su cortijo donde Zahúrda. Me contaba que cuando estaba criando todos los días les arrimaba a los cachorros liebre o conejo para comer. Yo no la cace pero decían que fue muy buena. De ella criaron muchos y parece ser que todos se asustaban de los tiros.