Los yerbacuajeros de Quintana.



Todavía queda algún anciano mayor que yo vive en Quintana, creo que Placeres el Reondo, pues mi valorado y querido amigo Ramón el Muelle falleció el año pasado. Con ellos compartí varios años , en diversos términos de Extremadura , la recoleción de la hierba de cuajo( CYNARA CARDUNCULUS) que se emplea para el queso de la Serena y otros.
El pueblo de Quintana fue siempre muy buscavidas y entre unos de sus muchos ingenios para paliar la hambruna que era muy común entre la clase pobre larecolectaban , asiicomo en la primavera tagarnillas ,espárragos, collejas, lagartos ..y lo que se pillara.
Se trata de un cardo que abre sus flores por San Juan ,es una variedad de las alcachofas,en Cádiz le llaman ALCAUCILES.
Mi bisabuelo Diego y sus hermanos fueron comerciantes de este género y sin llegar nunca a ser potentados quiitaron muchísima hambre en el pueblo pues prestaban y daban dinero a los recolectores cuando lo necesitaban a cuenta de la hierba que posteriormente cortaban y traían a sus almacenes en Junio y Julio.
Iban por toda las regiones de la peninsula en las quehabía manchas , pero sobre todo a nuestra provincia y Andalucía.Se desplazaban en caballerías y la mandaban por ferrocarril al menos en el siglo XX…anteriormente es de suponer que lo harían en carros.
Hubo algunos personajes YERBACUAJEROS como Teleforo Parche y Pechito muy famosos..el primero por lo borracho que era y Pechito por su galga.
Al primero le dio mi tío José ,que continuó con el negocio de las hierbas, quinientas pesetas a cuenta, se gastó el dinero en alcohol…las jumeras de este eran de quincenas. Yo que lo conocí de niño no lo vi jamás fresco , siempre con su media melopea. Lejos de amilanarse cortaba la hierba de noche a la luz de la luna y las estrellas para durante el día ir a Arroyo de San Serván a pedir por las calles para comer y así casi todos los años.Siempre cumplió con el compromiso de devolver el dinero que le prestaban.
Los que se desplazaban a Cádiz iban a la parte de Medina Sidonia y Naveros. En las dehesas de toros de lidia tales como Cantora, los Alburejos Jandilla….por decir alguna finca había y hay muchísimas matas ya que allí no se emplean herbicidas y la primavera que llueve es una explosión de flores azules en el mes de Junio.
El trabajo de cortar se hace con una tijera especial parecida a la que se utilizaba para esquilar las ovejas, solo que más ancha de hojas para mandar más potencia sobre el cardo y a la vez cortar los estambres. Se echaban en una cesta también especial de mimbre o caña.
Es sumamente duro, pues para coger una arroba se necesita al menos diez doce horas siendo práctico, esa cantidad la cogían muy pocos, lo normal era algo más de seis siete kilos.
Las matas de cardos están en lindes y arroyos en Extremadura y posíos en Andalucía, como su recolección es en Junio resulta extremadamente dura pues si querías sacar el jornal había que estar desde el alba hasta las 4 o 5 de la tarde con un calor asfixiante.
Uno de los contratiempos que encuentras son las miles de hormigas que los cardos albergan así como los panales de avispas, que como no los vieras estabas expuesto a unas cuantas picaduras con la correspondiente lesión en un mano u ojo.
Por los años 90 estuve varios veranos cortando con mis amigos antes mencionados.
Salíamos de Quintana bien a Rubiales, Mérida , o al Arroyo de San Serván de madrugada regresando por la tarde, eran muy hábiles y con mucho aguante. Cortaban la arroba a diario ,yo algo más de la mitad pues era principiante como he dicho, era un oficio muy trabajoso y agotador y lo consideraban más sufrido que el segar a mano con la hoz.
Un año fuimos a la provincia de Cádiz, partimos de Quintana en una furgoneta Ford que tuve por aquellos años a las dos de la mañana ,ellos dormidos. A las 6 estábamos en el término de Conil de la Frontera, en el paraje denominado el cerro del Toro en la carretera de Algeciras donde todavía queda uno de los toros de Osborne que hay en España. Esperamos a que amaneciera y cuál fue nuestra sorpresa qu eno había ni un cardo, el Reondo empezó a rajar y a reprocharme que dónde los había llevado. De allí partimos a una finca cerca de los Granujales donde unos años antes estuve cazando invitado por su dueño, que era el alcalde de Conil entonces. En una pista que sale del pueblo,antiguo camino de carros nos encontramos con un cercado de unas cincuenta hectáreas que estaba de cardos que no se podía andar ,todos llenos de flores .Comenzamos a cortar un poco mosqueados pues estábamos rodeados de toros de lidia fuera del cercado, garrapatas las había por millones ,nos subían por los pantalones ,yo me los até abajo a las botas y asíy todo se colaban por el cuerpo, vamos una orgía jjj.
A mí semejantes bichos nunca se me han trabado al cuerpo, eso me tranquilizaba pues en los descastes de conejos cuando me los colgaba en la cintura se me hacía un costurón entre el pantalón y calzoncillos con muchísimas .Nunca se agarró ninguna ,no les gustaba mi sangre, al contrario de las pulgas que se vienen todas me acribillan.
Mis dos acompañantes pensaban pernoctar en el campo, para ello llevaban alguna manta pero en vista de los inquilinos que había por aquellos alrededores que no dejaban de mugir se lo pensaron mejor y decidieron dormir en una pensión en Conil así que se ducharon que buena falta les hacía y durmieron como se merecían. Yo me fui a casa de mi hermano Nano que entonces vivía con su familia en ese pueblo.
A la mañana siguiente al alba ya estábamos en el corte y hasta medio día estuvimos cortando, envasamos la hierba en sacos y para Quintana partimos sin más.
A principios de la guerra civil se presentó en Quintana un capitán del ejército buscando hierba para, en campaña ,cuajar leche y hacer queso para las tropas . Le indicaron el almacén de mi tío que siempre tuvo hasta que falleció pues le daba muchísima alegría mantener su clientela. Aquel militar le ofreció por cien kilos lo que pidiera, por dinero que no se preocupara, pero él le dijo que dinero no, que si le podía dar a cambio viandas de comida que ya empezaban a escasear, en eso cerraron el trato recibiendo en un camión productos como café,harina, mantequilla, legumbres …con las que pasaron la guerra sin necesidades toda la familia en el cortijo de mi tío Francisco Rey, hoy de los García.
Bueno, y el último recolector comerciante de Quintana fui yo, mis antepasados solo comerciantes de los cuales heredé los archivos de las casas en España donde se vendía, así estuve unos años pero al faltar recolectores mi tío José le propuso a Manuel Martínez de la Morera su recolección y sus hijos lógicamente la venden directamente donde hay consumo.
En la antigüedad ,para otras provincias se servía sin cascarilla. En el almacén de mis antepasados casi todo el año había mujeres de la calle Lanchas contratadas para cribarla con “barandones” especiales, los cuales, al golpearla sobre unos bancos preparados al efecto, producían un sonido muy peculiar.
El último comercial de esta hierba que hubo en Quintana dfuíiyo, ahora muchos ganaderos que hacen algún queso para su consumo suelen ir a recolectarla ellos mismos.
También la vi en la finca de la Orden carretera de Badajoz cultivada. Varias hectáreas. Estuvieron a hacerme una visita dos ingenieros de esta para preguntarme y asesorarse de como se recolectaba. Les enseñé varias las tijeras y cestas. No sé en qué quedaría aquello, pero dado lo duro que es su recolección creo que en “aguas de borraja”.








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